El conocimiento de nuestro pasado es de gran importancia para tener una visión clara del desarrollo de la sociedad puertorriqueña a través de los años.  En el caso de la profesión de Farmacia, este conocimiento ofrece una alternativa que proporciona un panorama documental de las condiciones y el quehacer del farmacéutico desde los comienzos de la colonización española hasta nuestros días.

En la actualidad percibimos las ideas y teorías modernas como lo definitivamente válido sin tomar en consideración que en el devenir histórico se han producido hechos que aun tienen vigencia y que algunos conceptos y descubrimientos del pasado han hecho surgir las prácticas que hoy llamamos modernas. El profesional farmacéutico de hoy debe reconocer los méritos de sus colegas que trabajaron en las trasboticas de antaño investigando, preparando medicamentos, y buscando mejorar las técnicas de elaboración de estos para preservar la salud de la población a la que servían.

La historia de la profesión de Farmacia en Puerto Rico abarca 5 siglos.  De los datos investigados, se conoce que durante el siglo XVI llegaron a la Isla 14 boticarios. La investigación realizada hasta el presente ofrece pocos detalles sobre boticas y boticarios durante los siglos XVII y XVIII.   En las postrimerías del siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX se comenzó a exigir con mayor rigurosidad el cumplimiento de las leyes y reglamentos a los profesionales que procedían de Europa y colonias americanas adyacentes así como a los que estudiaron la profesión en las primeras cátedras que se establecieron en Puerto Rico. Hay mucho por descubrir y que aprender de nuestros antepasados.

La práctica de la profesión en la actualidad dista mucho de aquella en la que las preparaciones de medicamentos se llevaban a cabo en las boticas.  Sin embargo, los conocimientos y prácticas de aquella época sentaron las bases de la farmacia moderna.