Las obleas, cápsulas amiláceas o cachets comenzaron a aparecer en Francia a mediados del siglo XIX.  Esta era una forma de dosificación en la que el medicamento previamente pulverizado se insertaba entre dos sellos hechos de papel de arroz o pan ácimo cuyos bordes se humedecían y se pegaban. De esa forma se enmascaraban los olores y sabores desagradables de algunos medicamentos.

La fabricación de las obleas o cachets se llevaba a cabo empleando un dispositivo consistente de tres planchas circulares de metal con agujeros de distintos tamaños, dependiendo de la cantidad de medicamento y del sello a utilizar.  El primer sello se colocaba en el plato inferior o base donde se colocaba el medicamento. El plato central marcaba el borde del sello para prevenir que el polvo de medicamento se saliera. Luego se colocaba el segundo sello en el plato superior el cual se humedecía para lograr que se pegaran ambos sellos. El plato central se removía y luego que los cachets se secaban, se sacaban del molde. Estas preparaciones se llevaban a cabo en las oficinas de farmacia o trasboticas. En algunas ocasiones los sellos llevaban grabaciones.

Para tomar el cachet, el paciente lo sujetaba entre el dedo pulgar y el índice, lo sumergía en agua para ablandarlo un poco, lo colocaba sobre la lengua y lo tragaba con agua.

Redacta: Lcda. Gladys Montañez

Varias fuentes